domingo, 14 de noviembre de 2010

Alternativa de Domingo González Mateos (Dominguín)






















Domingo González Mateos (Dominguín)

(Fotografía realizada por el gran maestro Aurelio Rodero Reca, uno de los más ilustres fotógrafos taurinos, asesinado en Madrid, en la Puerta del Sol, durante los primeros días de la Guerra Civil Española, iba acompañado del novillero Finito de Valladolid)

Alternativa de Dominguín.

Un destripaterrones de Quismondo
La fotografía que da motivo a esta entrada, obra de Aurelio Rodero – socio de Manuel Vaquero hasta la muerte de éste –, es una de las clásicas de la iconografía del toreo. José Gómez Ortega “Joselito”, entregando los trastos y la dignidad de matador de toros a “Dominguín”. La fotografía de Augusto Rodero es la que ilustra la crónica del festejo en “La Lidia” y también, el libro de Pepe Dominguín titulado “Mi Gente” en el capítulo que hace referencia a la ceremonia.
Domingo González Mateos, “Dominguín” (Quismondo, 4 de agosto de 1895) quien resulta ser la cabeza de una de las dinastías más celebradas del planeta de los toros se lanza a la aventura de los ruedos en el año de 1916, cuando comienza a recorrer diversas pueblos y plazas en el aprendizaje de la profesión de torero, matando su primer novillo el día de la Asunción en Torrijos ese mismo año.
Al año siguiente logra presentarse en Madrid, primero en Tetuán de las Victorias y después en la Plaza de la Carretera de Aragón, sin convencer a la afición. Regresa a la capital hispana en febrero de 1918 y tiene ocasión de acreditar sus avances, lo que le permite en ese mismo año, recibir la alternativa que le convierte en matador de toros.
Así, para el día 26 de septiembre de ese 1918, se anuncian 6 toros de don Juan Contreras para Joselito, quien apadrinará en una ceremonia doble al sevillano Manuel Varé “Varelito” y al toledano “Dominguín”. Al final de cuentas, de los toros de Contreras solo se lidian cuatro, siendo sustituidos el primero y el sexto por dos de Salvador García de la Lama. En esa tarde, los toreros partieron plaza al son del pasodoble “Dominguín” obra del compositor toledano Jacinto Guerrero, estrenado en honor a nuestro personaje.
El hecho de que en la tarde se concedieran dos alternativas por un mismo padrino, fue motivo de alguna crítica. Paco Media Luna, en el semanario “El Toreo”, del 30 de septiembre siguiente, dice lo siguiente:
“…Hemos llegado a un término de novedades, que ya, efectivamente, no sabemos de dónde sacarlas. Algunos años llevábamos viendo corridas de toros, y habíamos visto perder, por novedad, el privilegio que Madrid tenía de dar alternativas absolutas, con las plazas de Sevilla, Valencia y las del maestrazgo en general; habíamos visto corridas en que se daba la alternativa a un solo lidiador, constituyendo la fiesta en que esto sucedía un verdadero acontecimiento para el público y para el torero quien alcanzaba la distinción; pero esto de que hubiera saldos de alternativas y un solo espada para concederlas en una sola fiesta, eso, la verdad que no lo habíamos visto, ni aún sospechábamos que pudiera ocurrir… Y sin embargo, sucedió; esta suerte o desgracia le tocó a Joselito, y el esperar el turno para tomar la alternativa en una misma tarde, como quien va a tomar la cédula, les correspondió a Varelito y a Dominguín, con seis toros de la ganadería de don Juan Contreras...”
A “Varelito” se le alternativó con “Flor de Jara”, de García de la Lama y sin mediar espacio, el segundo de la tarde fue el de la cesión a “Dominguín”, se llamó “Agujeto”, de Contreras, llevaba el número 20 y fue de pelo negro zaíno. Domingo González, vestido de verde esmeralda y oro, después de brindar a su padrino, lució como un torero poderoso, merecedor de nuevas oportunidades, tal y como lo describe “Zig – Zag” en el ejemplar de La Lidia del 30 de septiembre:
“...El toledano Dominguín tuvo 'mala pata', en los toros que le cupieron en suerte. El de la alternativa se le fogueó por manso, además era un toro que huía de su sombra, y el chico de Quismondo le obligó y le hizo embestirle al capotillo, dedicándole unos bonitos lances, entre los que sobresalieron una verónica y un ceñido recorte con la rodilla en la arena… Muy templado, muy bien y von conocimiento y dominio le toreo con la muleta y con una cantidad enorme de ganas, entró dos veces, en las que pinchó bien, acertando al segundo golpe de descabello... A pesar de todo, Dominguín se presenta como torero más completo y seguro con la muleta...”

Por su parte, Ángel Caamaño “El Barquero”, en la edición nocturna de El Heraldo de Madrid de la fecha de la corrida escribió:

“Este chico, que empezó
como empieza otro cualquiera,
y pronto se destacó
entre la gente torera,
una veces imitando
el estilo de un coloso,
y otras veces demostrando
que hay en él algo grandioso;
este chico ya está en la deseada jerarquía
y el 'vistobueno' le da
el rey de la torería.

Veremos si se va al fondo
cuyas negruras espantan,
o en la plaza de Quismondo
una estatua le levantan.”

La tarde de su alternativa, fue el arranque de una gran historia dentro del ambiente taurino, que comprendió el desarrollo de toreros como Domingo Ortega, Cagancho y sus propios hijos, el desarrollo de actividades empresariales en España y América y una importante vinculación con la fiesta en México, pues fue empresario y copropietario del viejo Toreo de la Ciudad de México y apoderado español de toreros de esta tierra como Armillita, Rafael Rodríguez, Silverio Pérez y “El Soldado” entre los más destacados.

El título de la entrada lo tomo de una expresión suya, hecha en torno a la presentación de Domingo Ortega en Tetuán, el año de 1929:

“Tiene que venir y pronto, un destripaterrones que ponga el toreo boca abajo o patas arriba, como prefiráis…”

“Dominguín” falleció en Madrid, el 21 de agosto de 1958.

Textos: Xavier González Fisher

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